Bienvenidos/as

¿Por qué la gente escribe Blogs? Si estás leyendo éste, tendrás (supongo) tu propia respuesta, tan válida como cualquier otra. La mía es la siguiente: Durante el dia (y parte de la noche) mi cabeza no para de dar vueltas sobre ideas o cosas que he visto, pero muchas veces se me escapan y desaparecen como una calada de humo al viento... (que poético)
Por eso me he decidido a crear este Blog, donde poner escritos y colgar mis dibujos que reflejan todo aquello que me ronda por la cabeza... Así de mal me ha dejado la carrera de filosofía...

sábado, 28 de julio de 2012

Recordando a Shibila: Una crítica a la nueva ley del aborto.

Leyendo sobre la nueva ley de supuestos, en la que imperan causas de índole moral y no de protección de la salud de la madre, no puedo evitar sentir asco por el ministro que quiere llevar a cabo tal aberración de los derechos humanos. La ley no tiene como función educarnos (de eso se encargan nuestros padres y profesores), sino de proteger nuestros derechos. Y esta ley las está privando.
Gente más preparada que yo ya ha tratado el tema desde sus respectivos campos (como ejemplo cuelgo el siguiente link Nadie tiene derecho a obligar al sufrimiento). Yo simplemente puedo ofrecer mi propia experiencia:
Tenía por aquel entonces 18 años recién cumplidos, y con un par de amigos viajamos junto a la ONG Sant Martí pel Sáhara a los campamentos saharauis cerca de Tindouf, para ayudar en la medida de nuestras posibilidades a este pueblo digno. He de reconocer que fue una de las experiencias más edificantes que he tenido en la vida, pues sus gentes me enseñaron que a pesar de no tener recursos, no por ello habían de perder la esperanza ni las ganas de vivir.
Allí conocí a Shibila, una chica preciosa de 20 años que me encandiló (aunque también es verdad que estaba muy impresionable durante toda mi estáncia en el desierto). Risueña, su sonrisa nublaba mi mente, y aunque mi vista no se apartaba de ella mi timidez patológica me impidió acercarme más. Además nuestra estáncia en el campamento sería breve, así que para evitarme disgustos innecesarios mantuve las distancias. "Si realmente te gusta, ya volverás y te quedarás más tiempo" me dije. Así que pasé los días disfrutando de su compañía junto al resto, pues mientras estuvimos con ellos procuraron que estuviesemos cómodos, tal y como dictan las leyes de la hospitalidad que aún imperan en las sociedades "primitivas" y que la nuestra, "más evolucionada", ha olvidado.
El último día nos hicieron una fiesta de despedida dónde, como en todas ellas, se respira un ambiente agridulce. Más aún cuando vi que Shibila lloraba en un rincón desconsolada, sin saber porque ni con tiempo a preguntarlo, pues los camiones que nos debían de llevar a Argélia llegaron antes de los previsto y para evitar las patrullas de vigilancia tuvimos que salir corriendo, literalmente.
La pregunta que tuve rondando por mi cabeza durante el tiempo posterior no se respondió hasta un mes después, cuando la coordinadora de la ONG nos reunió a los que fuimos al campamento para informarnos de que Shibila había fallecido. Al parecer estaba embarazada, y al ser una chica soltera habría sido un agravio tener un hijo bastardo para su família. Tenía la esperanza de que la llevasemos con nosotros para practicarle un aborto en nuestro país sin que sus padres lo supieran, pero las circunstancias lo impidieron y, como no podia ir a un hospital argelino sin que sus padres lo ignoraran, decidió practicarse un aborto clandestino, con fatales consecuencias.
Nosotros con Shibila en medio
El aborto no desaparecerá imponiendo leyes en contra. Viendo otros países o, sencillamente, echando una mirada hacia nuestro pasado reciente veremos que la gente pudiente se irá a otros países y los que no tienen recursos o tengan miedo a que las juzguen por la criminilización del mismo se arriesgarán a hacer abortos clandestinos, con la posibilidad de que mueran a causa de su falta de salubridad. Y eso, señor ministro, sí que es un crimen. No olvide a Shibila. Yo no lo hago.